martes, 17 de octubre de 2017

#MeToo

Ayer en el trabajo me enteré de la existencia de este hashtag porque a una compañera le tocó escribir un artículo sobre él. Me picó la curiosidad e investigué un poco para saber de qué iba el tema, y descubrí que Alyssa Milano, actriz a la que admiro desde que tengo uso de razón, había comenzado el movimiento a raíz del creciente número de actrices y modelos que estaban confesando haber sido acosadas/abusadas sexualmente por Harvey Weinstein y que nunca dijeron nada por miedo a las repercusiones.

La idea base es decir #MeToo en cualquier red social, si es en todas a la vez pues más que mejor, si tú también has sido víctima de acoso/abusos sexuales por parte de un hombre.

Me pareció absolutamente maravilloso.


Rápidamente, abrí una ventana nueva en el ordenador para seguir de cerca el hashtag y ver las constantes aportaciones de mujeres de todas partes del mundo que se hacían eco del movimiento. Mis dedos se crispaban solos sobre las teclas del teclado, con ganas de darle click a componer un nuevo Tweet y aportar mi propio #MeToo.

Entonces, tuve un momento de pausa.

¿Acaso podía yo usar ese hashtag? ¿Acaso podía admitir haber sido acosada sexualmente por hombres? ¿No estaría quitándole importancia a mujeres que han sufrido agresiones mil veces peores?

Me quedé todo el día pensando en ello. Hoy todavía seguía pensando en ello.

Ahora, de vuelta a casa, dejándome arrullar por el vaivén del metro sobre las vías, me he acordado de una conversación que tuve con mi madre este fin de semana pasado. Estábamos también en el metro y ella se quejó, medio en broma, de que iba a tener que taparme porque atraía las miradas de hombres constantemente.

*Y, por si eres ese tipo de persona que se hace ese tipo de preguntas: fue en pleno día, en un vagón de metro lleno de gente hasta los topes, y, no, iba vestida normal.

Yo le comenté que estaba hasta las narices de la misma historia siempre y mi madre me dijo: "Hija, son hombres. El día que dejen de mirar, ya no serán hombres." Por supuesto, salté rápida como un rayo sobre la oportunidad de rebatir ese argumento. Porque es ese pensamiento, esa forma de excusar cada incidente con un "son hombres, no pueden evitarlo", lo que nos ha llevado a estar donde estamos. A tener víctimas de abusos día tras día. A no decir nada y pensar que la culpa es nuestra.

No debería haber llevado tanto escote. No debería haberme puesto una falda tan corta. No debería haber ligado con él. No debería haber bebido tanto. No debería haber aceptado esa bebida sin haber visto cómo la preparaba para asegurarme de que no le echaba nada. No debería haberme acercado a él sabiendo que estaba tan borracho. No debería haberle besado. No debería haberle dado falsas esperanzas. No debería haberme metido en la cama con él si no tenía intención de ir hasta el final. No debería no tener ganas de acostarme con mi pareja.

Debería haberle dicho que no. Mi culpa. Mi culpa. Mi culpa.

"Son hombres, no pueden controlarse." ¿Sabéis mi respuesta a eso? Y una mierda. No. Me niego a seguir permitiendo que se piense así. Me niego a que se les siga excusando por ser bestias con una grave falta de autocontrol. Porque hoy me he dado cuenta de que no hay que irse al extremo de la violación, o el intento de, para considerarse a una misma una víctima de acoso sexual. De hecho, me atrevería incluso a afirmar que prácticamente todas las mujeres podríamos decir #MeToo y estar contando la verdad.

Porque, a día de hoy, lo mejor que te puede pasar es que te miren.

Porque están también los que te desnudan con la mirada y se aseguran de que tú sepas perfectamente que lo están haciendo. Hasta el punto de, a lo mejor, ir conduciendo una moto y ralentizar solo para ir a tu paso mientras caminas a tu bola por la acera. Y no, no me lo he inventado. Me ha pasado a mí*.

*Y, por si eres ese tipo de persona que se hace ese tipo de preguntas: fue en pleno día, en una calle concurrida, y, no, iba vestida normal.

Después, están los que te gritan, te silban, te pitan. O simplemente los que se te echan encima en medio de la calle para decirte al oído lo que opinan de ti. También me ha pasado a mí*.

*Y, por si eres ese tipo de persona que se hace ese tipo de preguntas: fue en pleno día, en una calle concurrida, y, no, iba vestida normal.

Sus comentarios pueden ir de algo completamente inocente, a algo obsceno y desagradable que te hace sentir sucia aunque no sea tu culpa. Y a lo que no puedes responder porque, ¿cómo vas a decir lo que realmente piensas? Responder que por qué debes sentirte agradecida -porque esa es otra, los hay que se ofenden si les ignoras- por algo tú no has pedido en ningún momento. Que su "piropo", si lo consideran como tal, no es bienvenido. Que no te halaga, sino repugna. Que tú no eres un cuadro expuesto en la pared de un museo para que ellos lo admiren, analicen y den su valoración antes de comprarlo.

Eres mujer. ¿Cómo vas a atreverte a contestar si te paraliza el miedo a las consecuencias?

No tienes voz. Ellos se han encargado de robártela.

También están, claramente, los que lo llevan al siguiente nivel. Los que llevan el pene empujado hacia arriba con la cinturilla de los pantalones para poder manoseárselo por debajo del jersey mientras tú no te das cuenta porque estás demasiado ocupada fingiendo que no está sentado demasiado cerca de ti y que no te estás asfixiando en su peste a cigarrillos y alcohol. Lo has adivinado: me ha pasado a mí*.

*Y, por si eres ese tipo de persona que se hace ese tipo de preguntas: fue en pleno día, en un vagón de metro en el que no estaba yo sola, y, no, iba vestida normal.

No hace falta que mencione cuál es el siguiente tipo de hombre que te puedes encontrar por la calle. El que pasa a la acción. El que se cree en el derecho de poder hacer lo que quiera contigo, tenga tu consentimiento o no.

Si después de esto sigues pensando "son hombres, no lo pueden evitar", me veo obligada a considerarte un caso perdido y te invito amablemente a que te vayas. Eres alguien que no merece que gaste tinta, aire, ni una pizca de tiempo en ti. Si sigues pensando que este tipo de hombres son una minoría, te invito a que salgas a la calle con los ojos bien abiertos y vayas viendo lo que sufren las mujeres de cualquier edad y aspecto, en cualquier lugar y momento del día, y vestidas de cualquier forma. Si todavía sigues pensando igual, o bien eres un hombre y has reconocido tu comportamiento y buscas desesperadamente excusarte a ti mismo; o bien te han lavado el cerebro con detergente de machismo y lejía de patriarcado.

Si después de esto has cambiado de opinión, te doy la bienvenida con un torpe abrazo y te invito a corregir a la gente de tu entorno que sigue atascada en el viejo pensamiento. Te invito a que luches, siempre y cuando sientas que no estás en riesgo, porque algunas batallas se ganan callando y todas las batallas valen menos que tú seguridad. Te invito a que aportes tu granito de arena, tu #MeToo.

Nunca sabes quién lo puede estar viendo. Nunca sabes si una mujer con miedo a contar la verdad puede encontrar valentía en que des la cara. Juntas somos más fuertes.


Posdata: a cualquier hombre con un ego delicado que se sienta ofendido porque "yo no soy así, yo no hago eso", y realmente no seas así, y realmente no hagas esto, entonces no te sientas ofendido. No tienes por qué. Esto no va por ti. Va por los que son así y hacen esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario